A las 21:45 Juan Luis Guerra salía al escenario del Ciutat de València para durante dos horas llenar de vida y color la noche valenciana para los miles de personas que abarrotaban el recinto.
Juan Luis Guerra y 4.40 fueron capaces de trasladar desde el primer momento, la fiesta que se estaba viviendo en el escenario, a los asistentes al concierto. Y es que lo que ocurrió ayer en el campo granota fue como una celebración de la vida entre amigos.
Casi una veintena de músicos e intérpretes sobre el escenario engrasados a la perfección para demostrar que son grandes virtuosos y maestros de la música latina. Pero que sobre todo son profesionales que viven por y para la música y así lo supieron transmitir. La complicidad que había en el escenario se trasladaba de manera inmediata al público.
Un directo en el que Juan Luis Guerra fue enlazando sus temas más importantes. Algo que hacía imposible que el público dejase de cantar y bailar, como si todo el concierto estuviese en el punto álgido de principio a fin. Ojalá que llueva café, burbujas de amor, visa para un sueño, para tí, las avispas, el costo de la vida, el Niágara en bicicleta y así uno tras otro fueron sonando todos sus grandes éxitos.
La anécdota de la noche la protagonizó una pareja de enamorados, en la que el chico, mientras Juan Luis Guerra y 4.40 interpretaban el clásico 'a pedir su mano', aprovechaba el tema para hacer lo propio. Un momento que pudieron captar las cámaras de realización del concierto y que todo el público pudo seguir en directo. Una petición de mano, y una aceptación de la misma, que fue celebrada por todos los presentes en el Ciutat de València mientras bailaban y cantaban el tema.
No faltaron las referencias religiosas en el concierto con algunos de los temas que Juan Luis Guerra ha escrito e interpretado con esta temática a lo largo de su carrera.
Juan Luis Guerra generó varios momentos afectuosos con todos aquellos presentes entre el público procedentes de países latinoamericanos que estaban disfrutando del concierto.
4.40 también tuvo su protagonismo de manera independiente en la noche de ayer. Un momento en el que demostraron su virtuosismo musical con toda la sección de viento y percusión que el cantante dominicano lleva siempre consigo. Unos minutos en los que todos los asistentes permanecían boquiabiertos contemplando lo que eran capaces de hacer, y lo más importante, viéndoles disfrutar tanto o más que el público que les contemplaba.
El broche final al concierto fue el momento en el que comenzó a sonar 'la bilirrubina' desatando la locura entre los presentes.
Una noche de magia musical de esas que te dejan un buen sabor de boca, y lo mejor de todo, deja un recuerdo bonito para todos los asistentes que perdurará para toda la vida.
