Por el contrario, aplicar la Constitución para restaurar el Estado de derecho es una actitud franquista. Carles Puigdemont no pudo evitarlo tampoco esta vez, y en su último mensaje a la nación catalana y al mundo nombró de nuevo a Francisco Franco. Es mejor no tomarse un chupito cada vez que estos días alguien nombra al dictador, porque podría perturbarnos. Hay quienes le añoran, quizá porque contra Franco se sentían más realizados de lo que se sienten ahora, cuando está tan mal visto en Europa violentar las leyes democráticas. Contra Franco vivían mejor. Y ahora acusan al Gobierno, al PSOE y a Ciudadanos de romper el pacto del 78 al aplicar el artículo 155. Aunque se podría hacer la lectura contraria: se aplica el 155 porque los independentistas han roto, sin más, el pacto del 78.