Edu García: "El emérito se ha convertido en un fantasma del pasado que pena una penitencia que él mismo se ha buscado"

El presentador de 'Radioestadio' reflexiona sobre los 50 años del aniversario del camino a la Democracia y el hecho de que el Rey Juan Carlos no vaya a estar presente en los actos oficiales.

Es sábado festivo y muchos vivos en el país se guardan recuerdos tiernos y lágrimas de añoranza para los que no están. Entiendo la noche pasada tan caramelizada por Halloween, los niños son los reyes de las casas, pero también respeto mucho las tradiciones en este día de Santos.

Pero hoy me apetecía hablar de Juan Carlos I, que tiene un poco de todo, de rey, de tradición y hasta de susto por esas incipientes memorias que se han fraguado en Francia. Para empezar diré que el hombre se resiste a dos cosas: a pedir perdón sin biombos y a asumir que la Monarquía requiere de su silencio perpetuo.

Unos le defenderán como artífice de la democracia española y verán sus pecados como un mal menor. Otros lapidarán el origen, las loas al dictador y esa impunidad con la que se movió y que la prensa silenció. Si en su época de bonanza hizo y deshizo y se sabía, creo que debería haberse contado. Por encima de la verdad y la justicia no hay nada. Ni institución ni estabilidad en riesgo.

Reconozco que su labor pretérita me producía respeto, por la consabida dificultad. Pero de un tiempo a esta parte, el emérito se ha convertido en un fantasma del pasado que vaga y pena en una penitencia que él mismo se ha buscado. Memoria tenemos todos, también su hijo.