Se acumulan los escándalos. Y una noticia tapa a la otra. Y una semana hablamos de la gestión de un apagón, cuando no hemos digerido las novedades judiciales del hermano de Pedro Sánchez, mientras de forma paralela aparecen más imputados en el caso Begoña Gómez. Y al día siguiente nos despertamos con miles de personas atrapadas en trenes alta velocidad parados.

Se acumulan las noticias y los escándalos mientras el Gobierno se mantiene en una legislatura atípica, de minoría parlamentaria, donde apenas puede aprobar una Ley en el Congreso, y donde todavía no se ha aprobado, ni siquiera presentado la Ley mas importante de la acción de un Gobierno que son los PGE.

Y cuando un escándalo tapa a otro, sólo son necesarios unos días, a veces unas horas para que nos olvidemos. Pero ahí queda. No desaparece. Y la caprichosa actualidad resucita de vez en cuando y recuerda lo acontecido. Y la hemeroteca hace su función.

Detengámonos unos minutos en la compra de armas a Israel. En la penúltima desautorización, en esta ocasión incluso pública, del Gobierno contra un miembros de su propio Gobierno.

En la enésima rectificación. Fernando Grande Marlaska, el ministro más cuestionado. El que ha protagonizado mas escándalos. El más reprobado de la historia. Y el que más tiempo lleva de ministro de Interior.

Récord absoluto. Marlaska como parapeto, muro de contención del propio Pedro Sánchez.