Da la sensación que en las actuales circunstancias institucionales y deportivas , al Barcelona no le queda más remedio que tratar de aguantar el chaparrón , sobrevivir al momento y ganar tiempo para que las circunstancias económicas y deportivas vuelvan a acercarle a la categoría que tiene la institución .
Que la travesía en el desierto sea lo más corta posible y que los daños colaterales que le cause esta situación de gran precariedad no sean importantes, en forma de eliminaciones prematuras de las competiciones o descolgarse de la lucha por los títulos e incluso para la clasificación para la Liga de Campeones de la temporada venidera.
Ese es el panorama actual del Barcelona. La realidad actual del Barcelona a la que , por desgracia deben empezar a acostumbrarse esta temporada. Mal que les pese. Y cuanto antes se den cuenta de donde esta la plantilla, el club y la institución en la actualidad, menos decepciones se llevarán y más fácilmente digerirán los varapalos o golpes que a buen seguro se van a venir produciendo a lo largo de la temporada.
Y es que casi se trata de un ejercicio de supervivencia y de fe. Y de esperar y esperar. Primero esperar a que Ansu Fati, la gran esperanza blaugrana, vaya cogiendo poco a poco la forma y sea el líder en ataque que necesita el equipo. Esperar después que el Kun Aguero se vaya poniendo cada día más a punto y recuerde aunque sean reminiscencias a aquel gran jugador que lideró el ataque del Manchester City. Esperar además que Ousmane Dembelé vuelva de una vez por todas a jugar esta temporada y ofrezca el mejor nivel que ha exhibido en el Barcelona para ayudar a desatascar la enorme falta de ideas y de recursos que tiene el actual Barcelona, y puestos a perder que no se lesione tanto después de su regreso.
Esperar volver a ver la mejor versión de Pedri. Esperar volver a ver al Ter Stegen de hace dos años. Esperar a volver a ver al Frenkie de Jong del Ajax de Amsterdam. Esperar a que crezcan futbolisticamente los Gavi, Demir, y compañía …