¿Estamos en la época de la queja? Es la pregunta que plantea Sabino hoy. Según él son quejas absurdas y disparatadas, no serias sino arbitrarias. Le echamos la culpa a cualquiera de lo que pasa, sin reivindicaciones bien fundamentadas, sino con rabietas quejicas.
¿Nos estamos convirtiendo en una sociedad de neuróticos llorones? Pero lo de quejarse, buscar un supuesto supervillano, es algo tranquilizador. Permite echar la culpa a otro y no nos responsabilizamos de nuestros errores y de lo que está pasando.
Aparte de desviar la atención de la culpa y no buscar soluciones a problemas actuales, de ahora, también da a entender que tiene que ser compensado, que se le debe algo y el mundo debe pagarlo.
"La cultura del llorica nos ha servido para pasar de la cultura patriarcal a la cultura paternalista", ha añadido Sabino.
