Un día, su jefe se percató de la supuesta impasibilidad del redactor Shereshesvsky, de modo que al terminar la reunión de redacción le llamó a su despacho. Y fue allí donde el redactor jefe después de unos cuantos gritos y varias explicaciones…fue allí como el redactor jefe terminó por entender que el reportero Solomon Shereshevsky no apuntaba nada porque era capaz de recordarlo todo.
Es curioso como todos en algún momento nos terminamos quejando de nuestra memoria. Sin embargo, es mucho más infrecuente escuchar a alguien quejarse de su inteligencia.