por fin no es lunes

Las maneras más sorprendentes en las que los nobeles descubrieron que habían ganado el premio

Este martes Michel Mayor se encontraba en el Aeropuerto de San Sebastián, a punto de embarcar en un vuelo a Madrid, cuando decidió ojear su e-mail para ver si le había entrado algún mensaje interesante.

ondacero.es

Madrid | 12.10.2019 20:01

El astrónomo suizo había pasado la mañana distraído, jugando con sus nietos, y al abrir su portátil se encontró con cientos de mensajes en su buzón. En un primer momento se preocupó y pensó que algo terrible podría haber ocurrido, pero en poco tiempo dio con un correo que había entrado horas antes, enviado por un representante de la Real Academia de las Ciencias de Suecia en Estocolmo.

Mayor, su ex estudiante de doctorado Didier Queloz, y el cosmólogo James Peebles habían ganado el premio Nobel de Física por sus estudios “para entender la evolución del universo y el lugar que la Tierra ocupa en él”.

Recibió la noticia por sorpresa, mientras estaba sentado en café de la terminal de salidas del aeropuerto donostiarra. La cuenta oficial de Twitter del Premio Nobel tuiteó la foto de Mayor en el aeropuerto.

El caso de Mayor recuerda al del escritor portugués José Saramago, que también recibió la noticia de su premio Nobel de Literatura de 1998 en un aeropuerto, concretamente el de Frankfurt.

Por extraño que parezca, los casos de Mayor y Saramago son más comunes de lo que parece: a la Academia Sueca le gusta llamar a los ganadores para darles la noticia personalmente poco antes del anuncio público, y no son pocos los agraciados que se han encontrado fuera de casa cuando ha llegado esa llamada.

Este jueves la poeta polaca Olga Tokarczuk se encontraba conduciendo por Alemania cuando un representante de la Academia Sueca la llamó al móvil para informarle de que había ganado el Nobel de Literatura de 2018, galardón que fue aplazado el año pasado debido al escándalo de acoso sexual que irrumpió en la Academia. La noticia le impactó tanto que tuvo que salirse de la carrera y pasar un largo rato aparcada hasta que se sintió con fuerzas para seguir por su camino.