El garabato de Isabel Lobo a Pedro Simón: "El que abre el diálogo interior a través de sus ocurrencias"

Reivindicador de la buena sobremesa. Siendo incomprendidos todos te diré: que incomprende el que se desprende de lo aprendido, aquella persona que hizo de los silencios un prendedor, se lo puso en la cabeza y no lo soltó. Y puestos a comprender, suelten la culpa, que es la peor lobotomización que hemos sufrido durante la crianza. Él, que tiene nombre de tipo con llaves que abren el cielo, lo que abre es el diálogo interior a través de sus ocurrencias.

¿Cómo manejar el monosílabo? Con incomprensión. Dándole sentido a no caber en el sofá, a encontrar calcetines en el cajón de los cubiertos. Uno nunca escapa de la familia. La familia es un terrario, cada una tiene una temperatura con termostato propio. Los fracasos no se cuentan por los platos rotos, sino por los índices de felicidad que muestra tu hijo cuando te cuenta tal o cual.

Compartir o convivir: ¿Cuándo va a llegar la factura? ¿Quién comprende a quien siempre le toca comprender?. La demanda de comprensiones prima de la inflación y el túnel de lavado de la vida llega en la adolescencia. Entras y después sales como seas, pues mira que no es un milagro. Es calor y este se alivia diciéndonos más de lo que nos decimos.

Pedro Simón, por donde van los felices, que es por donde vuelven los idiotas, ahí, en la avenida de la comprensión mutua, nos encontramos.