Si alguien estuviera viendo nuestra pantalla o móvil por encima del hombro podría saber que pensamos sobre política o religión cuáles son nuestros gustos sexuales, qué tipo de cine o música nos gusta, qué cosas compramos o qué enfermedades tenemos o tememos. Todo queda registrado. Se supone que las empresas no deben recopilar esa información sin autorización expresa y mucho menos usarla o venderla. Pues bien, se hace, es más, cuando un usuario pide que se elimine o se da de baja algunas redes retienen esa información y la siguen usando. Por eso las Agencias de Protección de Datos de cinco países europeos, están en alerta.
En España, la Agencia de Protección de Datos ha multado esta semana a Facebook con 1,2 millones de euros por esta razón. Es la mayor multa que ha puesto la agencia en su historia y la mayor que le permite la ley. Lo que no tengo tan claro es que a Facebook esta multa le haga mucha pupa. Solo en los seis primeros meses de este año, Facebook ha declarado casi 7.000 millones de dólares de beneficio.
No olvidemos que Europa ya ha puesto multas de miles de millones a Apple y a Google por otros motivos, y ahora se prepara para lo que más le puede doler a las multinacionales: hacerles pagar impuestos en cada país en el que generen beneficios, y eso sí que duele.