La principal conclusión es desoladora. Las mentiras vuelan. Las informaciones falsas tienen un 70% de posibilidades de ser más retuiteadas que las verdaderas. Y otra conclusión casi peor: los humanos somos los culpables. No son los bots automáticos, el estudio demuestra que los robots repiten igual las verdades que las mentiras.
Nosotros cada vez que publicamos un tuit sea con texto, fotografía, enlace a una página web o artículos en línea creamos una cascada. Porque otras personas lo propagan repitiéndolo y comentándolo . Cada uno de esos tuits puede crear desde una hasta 45.000 cascadas independientes.
El estudio dice que donde más y mejor se miente es las noticias sobre política, sobre terrorismo, ciencia, leyendas urbanas y en la información financiera.
Dicen también los investigadores del MIT que las noticias falsas nos inspiran temor, disgusto y sobre todo sorpresa por eso nos genera más reacciones, mientras que las verdaderas crean confianza, alegría o tristeza.
Serrat cantaba que nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.
O sí. Al final todo depende de nosotros y de que las grandes redes no lo entiendan sólo como un negocio.