La vida es elegir, tomar decisiones, acertar, equivocarse, querer a quien te quiere, dejarte querer, hacer el pino para conservar lo que merece la pena o la alegría.
La vida es esperar, hacer planes (y si tienes masa madre hacer panes), sobreponerse a las tragedias, entender el amor, el humor, saltar olas, descontar las malas horas, ponerse en la piel del otro, en la hiel de uno.
La vida es luchar, perder, ganar, defender tu fuerte, superar las debilidades, convivir con lo que hay y con lo que no, lograr que cada día sea un poco mejor que el anterior y peor que el siguiente, que cada noche sea una fiesta de pijamas, un concierto interminable.
La vida es dormir abrazados a un cuerpo que no resulte muy extraño o a la almohada a falta de plan, dormir a pelo o a pluma en cualquier caso.
La vida es tender puentes, cogérselos, vacunarse contra el dolor y contra lo que lo pueda llegar a producir. Plantar un libro, escribir un niño, tener un árbol y decorarlo aprovechando el puente de la Inmaculada. La vida es mantener tu constitución y dotarse de una para todos para que no hagamos las cosas más difíciles.
La vida es una radio encendida que emite lo que quieres oír y tus propias palabras cuando buscas un eco que te salve. Es hacer el payaso muchas veces sin necesidad de serlo y serlo sin necesidad de hacérselo, es tomárse en serio y ver series.
La vida es lo que fue, lo que es y lo que será. Un lunes con vocación de viernes, un sábado cualquiera.
El vida es un respiro entre guerras, la última salida. La única oportunidad que tenemos de ser nosotros mismos y el único lugar donde encontrarnos y perdernos. La vida somos nosotros dándole sentido.
