Un minuto da para mucho.
Da tiempo a llamar a las cosas por su nombre, a mentir de verdad, a otorgar callando, a desdecirse.
En un minuto se puede pedir perdón y parecer sincero, dar las gracias y parecer educado, da tiempo a gritarle a Dios que se despierte, se puede pedir ayuda a los que no saben qué hacer con ella, quitarle hierro a cualquier asunto, morir por la boca como los peces, quedarse sin palabras y que se entienda todo.
Un minuto da para vivir del cuento, concretamente del relato corto.
Se pueden decir muchas tonterías a cambio de dos carcajadas y tres sonrisas, tantas como verdades a cambio de desprecios.
En un minuto uno puede contradecirse sin inmutarse.
En un minuto sobran palabras cuando faltan razones y sobran razones cuando faltan palabras.
Un minuto bien aprovechado puede llevarte a la victoria o hundirte en la miseria.
Un minuto da para no decir nada, cuando se tiene mucho que decir.
Un minuto es eterno cuando dura lo suficiente para poder terminar lo que se empieza.
Un minuto calculado de memoria es interminable.
No se deben tirar los minutos que sobran, se pueden guardar para mejor ocasión en el interior de un reloj de arena, que es donde el tiempo da vueltas pero nunca se escapa.
También en Más de uno
- CON SANTI GARCÍA CREMADESEl reto matemático: Música y matemáticas
- MÁS DE UNOTertulia: De la Semana Santa pasada por agua a la nueva presidenta en RTVE
- REPASO DE PRENSALa España que madruga 28/03/2024
- ENTREVISTA EN MÁS DE UNO Eva Orúe y Sara Gutiérrez, autoras de 'En el Transiberiano': "Llevamos 30 años escribiendo este libro"
- QUÉ SABEMOS DEL...TEATRO AFICIONADOEl teatro aficionado: su origen y su importancia en el teatro profesional
Disfruten cada minuto, porque no vuelven.