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Madrid | 24.02.2016 10:05
Como Manuel que es pescadero y cada día desde las cinco de la mañana reparte el pescado por los pueblecitos de Vigo. “Tengo clientela fija, gente que te hace pedidos” cuenta Manuel. O Ana que es profesora itinerante y da clase en varios pueblos de Castilla.
Pablo reparte fruta por los pueblos de Valladolid. Confiesa que “es un trabajo duro, no sabes a qué hora llegarás a casa y haces muchos kilómetros”.
Emilio se siente muy afortunado con su trabajo. Es agente forestal y conoce a mucha gente que vive en cabañas perdidas en medio del bosque. “Algunos no van casi nunca al pueblo y cuando me ven siempre me paran para hablar con ellos” explica Emilio.