Aunque parezca increíble hubo tiempos mucho peores. En 1914, la Nochebuena cogió a Europa recorrida por las trincheras en una guerra que todavía no sabían qué sería mundial. Ese día, el 24 de diciembre ocurrió algo inesperado en el devenir de la guerra y es que los soldados dejaron de matarse en el frente occidental. Fue una tregua que ningún mando había ordenado.
Nosotros sabemos hoy que eso ocurrió, entre otras cosas, por algunas cartas que enviaron aquellos soldados a sus familias semanas después.
Convengamos, sin eufemismos que ya somos adultos, que el 2020 ha sido una mierda, sin paliativos. Quizá lo que mejor lo defina sea una formula terrible que nos hemos familiarizado en maldita la hora, el exceso de muerte. Ha sido un año de exceso de muerte, de distancia social, de cierres perimetrales, de estado de alarma y hasta de toque de queda.
Nos merecemos una tregua, aunque una de las muchas diferencias entre una pandemia y una guerra es precisamente la posibilidad de una tregua, asi que no olviden de cuidarse porque no hay tregua posible.
Lo bueno es que si sabemos como cuidarnos y lo que si podemos ofrecernos es una cierta tregua moral a nosotros mismos.
¡Feliz Navidad!
