Y con el aval del Tribunal Supremo, que más no se puede pedir. Sin precipitar acontecimientos, vamos a ver qué decide el Alto Tribunal, porque parece seguro que da el visto bueno a sacarlo del Valle, pero los cronistas aseguran que hay división sobre el destino de tan singulares restos.
Podríamos decir que la sentencia del Supremo, si sale al gusto del gobierno, se producirá con el cadáver oportuno en el momento adecuado: el día en que se cierra la legislatura de los 126 días y los cuarteles generales de los partidos se ponen en modo electoral.
Menos mal que tenemos por ahí a Errejón y sus tientas a las confluencias para robárselas a Podemos para desviar un poco las atenciones. Si no fuese por eso, tendríamos a Francisco Franco y poco más. Franco y cierra España, podrá decir Pedro Sánchez esta tarde desde Nueva York. Y sus portavoces aquí dirán aquello de objetivo cumplido, hoy se ha terminado la guerra y otras frases de felicidad. Franco, a echar una mano a los socialistas, quién lo iba a decir.