Madrid |
Echarse las culpas va a ser la banda sonora de los 54 días que faltan. Los titulares van a ser los insultos, que tuvieron una solemne inauguración parlamentaria ayer, cuando Sánchez llamó irresponsable a Rivera y dogmático a Iglesias. La obsesión será la conquista del voto útil, para combatir a los partidos medianos, Ciudadanos y Podemos, que pronto empezarán a ser los perros del hortelano, que no gobiernan ni dejan gobernar.
Nos inundarán las encuestas, porque hay que saber ya, urgentemente, si a Sánchez le sale bien la jugada. Veremos fantásticas transformaciones, con Pablo Casado cambiando el discurso negativo de la anterior campaña para convertirse en vendedor de ilusiones, que es lo que debe ser un candidato. Veremos pasar la sentencia del procés y el terremoto del Brexit y los signos de enfriamiento económico, pero nuestros políticos se culparán unos a otros de todo eso, Brexit incluido.
¿Es eso una eternidad? Yo insisto en que es un coñazo. Pero no hay mal que cien años dure ni tormenta que no escampe, llegará el 10 de noviembre y ya verás qué alivio vamos a sentir. Lo malo será lo que venga detrás. Nunca descartemos nada. Ni siquiera una nueva campaña electoral.