El filósofo nos explica que su afecto por este género, uno de sus preferidos, procede de los sueños de todos los que "han vivido junto al mar". "Cuando me alejo del mar estoy deseando volver", pero, admite "parte de la fascinación del mar es el miedo que inspira y el tiburón blanco, una máquina de matar, es la antonomasia de este temor".