En realidad lo que hace la UEFA es adelantarse a la idea que de manera sibilina y clandestina llevaban tejiendo algunos clubs de Europa, fundamentalmente el Madrid, el Bayern, La Juventus, el Milán y los cuatro clubs ingleses más poderosos, dispuestos a crear una NBA del fútbol, donde jugarían una liga europea los domingos y donde no habría descensos, para evitar riesgos económicos en las inversiones. Estos clubs serían los dueños de una franquicia que les aseguraría su participación en ese campeonato europeo que organizarían, dirigirían y explotarían ellos.
La Uefa vio el peligro y primero los amenazó con dureza, pero después se dio cuenta que siendo muchos de ellos sociedades anónimas o sociedades privadas, terminarían por ganar esa guerra si llegaba a producirse. Y la Uefa ha optado por cobijarles y darles soporte oficial con una Champions nueva que se jugaría los fines de semana, porque entienden que entonces los derechos de televisión valdrían mucho más.
Y esta mañana se reúnen en Nyom. Ante esa reunión, el resto de clubs de todas las ligas europeas, los menos poderosos, dirigidas por sus distintos presidentes, como Tebas en la Liga española, se sienten amenazados por el ninguneo y el apartheid de los poderosos.
A mí, personalmente no me gusta la Champions en fin de semana. Ni me gusta ningunear los partidos de la liga española, porque es el fútbol de siempre, y el que viví de niño y en el que me hice profesional. No me asustan los cambios y ni el progreso, aunque a veces parece que el progreso es la habilidad de algún iluminado para hacer complejo lo que era sencillo.