Madrid | 06.06.2017 08:41
El objetivo es lucir sonrisa la temporada que viene. Para conseguirlo, la reforma interior es todavía más importante que la exterior. A esa tarea se ha dedicado el presidente del Betis, Ángel Haro, y su apuesta para el banquillo es la prueba del cambio que se pretende.
Quique Setién tendrá la misión de levantar el ánimo de jugadores y afición a través del buen fútbol. El reto promete porque hace coincidir a un entrenador admirado con un club querido. De cómo encaje Setién y de cómo sea recibido por el beticismo dependerá gran parte del éxito. De momento, Quique cuenta con la ilusión de la gente y el respaldo de Rafael Gordillo, que es la encarnación de la esencia verdiblanca: talento, arte y optimismo, manque pierda. Y si no, siempre nos quedará Joaquín, que anoche desde Ibiza me dijo que está pensando dejar el fútbol para tomar la alternativa en la Maestranza y pedir un mano a mano con Sergio Ramos. ¡Que arte!
Que tenga suerte el Betis, que el cambio sea para mejor y que el Villamarín, cuando le terminen esa ortodoncia en las gradas, vuelva a sonreír y a morder como en sus mejores tiempos, que no hace tanto.