Esta tarde se acaba el plazo para que los grupos parlamentarios presenten sus enmiendas parciales a la reforma del Código Penal que promueve el Gobierno para eliminar el delito de sedición y modificar el de malversación. Precisamente, estos dos delitos afectan a los líderes independentistas, quienes ahora votan a favor de la modificación de la ley.
Descrédito institucional y abuso de poder
Borja Sémper advierte de los riesgos de aceptar este tipo de maniobras como razonables que, además del descrédito institucional, en un futuro podría venir alguien a realizar algo parecido.
"Nuestra convivencia se basa en normas no escritas; el poderoso, por mayoría que tenga, no puede hacer todo lo que puede hacer", asegura Sémper sobre cargarse la dialéctica institucional, la estabilidad y la relación entre partidos.
Evitar personalizar el derecho penal
Por su parte, Edu Madina pone en valor el Código Penal, un texto de extraordinaria importancia para nuestra democracia. Así, insiste en evitar "hacer derecho penal a la carta" porque el derecho en general es impersonal, no se redacta para un grupo de personas en concreto.
A pesar del escándalo que supone, este tipo de reformas se realizan con absoluta normalidad y se asumen con naturalidad por parte de los partidos y de la población.
Para ponernos en situación, Madina pone de ejemplo qué ocurriría si sucediese lo mismo con un supuesto delito de enaltecimiento del franquismo -si existiera en la Constitución, que no es el caso-.
"A veces, cambiando los protagonistas y la jugada, uno ve más claro", explica mientras asegura que "es mejor pensar independientemente de quién protagonice las cosas".
