Ángeles Caballero, como buena periodista, quiso curiosear y descubrir el aspecto del recién inaugurado Hotel Ritz de Madrid, uno de los hoteles de lujo de la capital. "Ha quedado muy dorado y con muchos espejos", nos cuenta Ángeles, y además había muchas "alfombras de las que se hunde el tacón", uno de los indicadores de lujo y calidad que siempre han considerado en su familia.
Al llegar al hotel, al que Ángeles llegó en autobús, se encontró con Jaime Peñafiel que salía de allí. El bar del Ritz está lleno de retratos hechos por Paula Anta, una artista que ha retratado a personajes reconocidos del mundo de la cultura, aunque Ángeles admite que únicamente conoció a Elvira Lindo.
Como había que pedir cita para entrar en el bar del Ritz, Ángeles decidió cruzar la plaza de Neptuno e ir a otro hotel de lujo, el Palace. En el Palace, Ángeles cuenta que accedió a una de las "vacas lecheras" de la industria del lujo, es decir, los objetos de la industria del lujo que están al alcance de la mayoría de la gente y que son los que más dinero aportan a las marcas. "Yo no puedo comprarme un bolso de Chanel, pero sí puedo comprar un perfume o una barra de labios", explica Ángeles.
"Pagué 13 euros por una copa de Albariño y volví prácticamente llorando", cuenta la periodista y añade que es lo máximo que ha pagado jamás, un precio superior a lo que pagó por una copa de vino en el Hotel Península de la Quinta Avenida de Nueva York. Además, Ángeles cuenta sorprendida que, aunque ella se había preocupado mucho por qué llevar puesto, en el Palace se encontró a gente en chándal y a mujeres con leggings de leopardo.
