Antes de llegar a casa, Idris se duchaba en baños públicos para no dar pistas y dejar así que sus hijas caminaran siempre con la cabeza bien alta, no como él. El hombre invirtió cada moneda que ganó en la educación de las pequeñas, pero cuando llegó el día para matricular a la mayor en la universidad, se dio cuenta de que no tenía dinero suficiente. Ese día no pudo trabajar. Se sentó a un lado de la basura que tenía que recoger intentando esconder sus lágrimas.
Es parte del testimonio que Idris le ha contado al fotógrafo GMB Akash (YIMBIAKASH), que comparte en las redes sociales las historias de las personas que conoce en sus viajes
Las historias humanas son las que más me atraen, dice el fotógrafo, he trabajado con gente que vive al borde del precipicio, con historias inspiradores o tristes, pero nunca se rinden, tienen dignidad.
La misma con la que volvió Idris de su trabajo a casa el día en el que, al verle abatido, sus compañeros le dieron todo el dinero que habían ganado durante la jornada para que pudiera cumplir su sueño. “Moriremos de hambre hoy si es necesario, pero tu hija debe ir a la universidad”, le dijeron. Y aquel día, Idris regresó a casa sin ducharse y orgulloso de su empleo.