La historia de la gimnasta más anciana del mundo, que ha ingresado en el Libro Guinness de los Récords

En 1948 se dedicó a trabajar en su especialidad, como profesora de entrenadores y atletas de alto rendimiento. "Sigo siendo muy deportista", dice Johanna, "incluso más que cuando era una niña. Cuando crecí me convertí en entrenadora y hace 30 años volví a las competiciones internacionales".

Ocho décadas después de su debut y con 92 años, Johanna aún es capaz de hacer equilibrios y sostenerse en el aire. Dice que lo hace como medida preventiva para evitar caídas aparatosas a su edad. No toma ningún medicamento, asegura con orgullo, ni tiene ninguna enfermedad. Si acaso algún catarro por culpa de los aires acondicionados en algunos lugares a los que va a competir. Este año ha entrado a formar parte del Guinness de los Récords.

"Estoy abrumada, y muy feliz, nunca pensé que pudiera lograr algo así, es una experiencia para celebrar". Johanna tiene innumerables admiradores en todo el mundo y un club de fans en las redes sociales. Entrena cada día durante una hora y se asegura también de incluir mucha fruta y verdura en su dieta diaria. Su lema es que "si estás en forma, es más fácil dominar la vida". Dice que a pesar de que su rostro es viejo, mantiene un corazón joven, y que sólo dejará de practicar gimnasia el día que se muera.