Beatriz Ramos Puente | @Ramos_Puente
Madrid | 26.06.2018 06:54
"Cuando salimos tenemos que afrontan muchas miradas de la gente", asegura, " y lo noto más con los pequeños, se quedan mirándole fijamente y veo que tienen miedo. Es un niño muy grande y con una voz fuerte. Cuando está despierto sacude las manos y aplaude, y los niños se asustan".
Gemma está muy orgullosa del trabajo que hacen. Pasan hasta tres semanas en cada centro escolar haciendo talleres interactivos con los alumnos. Ella les explica qué hacer cuando conocen a Paddy.
La respuesta de los niños, cuenta Gemma, es emocionante. "Paddy es igual que todos los demás", dice un alumno, "las apariencias pueden engañar pero es una persona muy amabe". Otra chica reconoce que pensó que era bastante raro pero se ha dado cuenta que no lo es. Gemma se emociona siempre que ve cómo pasan de mirarle desde lejos el primer día de clase a saludarlo, sonreír, y querer sacarlo al patio del recreo. Su próximo objetivo es ampliar las visitas a más colegios de su entorno.