Por eso, el hospital infantil de la capital neozelandesa permitió su presencia en una resonancia magnética para conocer el origen de las convulsiones del pequeño, una prueba a la que está prohibido entrar acompañado. Y estuvo a su lado hasta que se quedó dormido por la anestesia general. Entonces se quedó con la madre para calmar sus nervios.
Michelle Isaac dice que la vida de su hijo ha cambiado a mejor desde que conoció a Mahe. Antes era imposible acudir a una cafetería sin que James entrara en pánico o se pusiera nervioso…No sólo le calma sino que además le aporta seguridad ya que viven permanentemente pegados el uno al otro y Mahe lanza la voz de alarma ante cualquier peligro al que se pueda enfrentar James como cruzar una calle o alejarse de los suyos.
Es una historia que hemos conocido por una imagen, que se ha hecho viral, en la que se ve a James plácidamente dormido con Mahe, su perro labrador, que reposa su cabeza sobre la espalda de su mejor amigo compartiendo la cama del hospital donde el crío acudió a hacerse la prueba