Eran las 8 de la noche y había poco trabajo y cruzó la calle hasta una tienda para ver cuál era el mejor juego de lotería y probar suerte. El dependientes le recomendó "Cash4life" porque tenía un premio ese mismo día de siete millones de dólares.
"Perfecto. Deme un boleto", dijo Gregory. La máquina eligió los números, guardó en su cartera el papel y volvió a su puesto de trabajo. Terminó su jornada y se fue a dormir. Al día siguiente volvió al parking y allí un compañero le comentó que había un acertante del premio al que él había jugado.
Greg, eres el que ha ganado, le dijo, y éste salió disparado al establecimiento. Después de comprobar los números tuvo que pasar una hora andando para tranquilizarse antes de volver al trabajo y hasta la noche no pudo contárselo a su familia.
No tiene previsto cambiar, si acaso pagar deudas y mudarse a una casa más grande. Entre sus proyectos también está un viaje con sus dos hijas y su nieta a Disney World. También se plantea tener su propio chófer después de tres décadas aparcando coches a los demás.