Buenos días, hace dos años, Andrés Carot volvió a Sudán del Sur, uno de los lugares con los mayores índices de mortalidad materna e infantil en el mundo. En 2013 ya había estado trabajando en este país con Médicos Sin Fronteras. En el hospital de la Organización se encargaba de evaluar pacientes críticos recién llegados o en observación, y realizaba alguna cirugía además de estar disponible las 24 horas del día para alguna operación de emergencia, porque era el único cirujano general en muchos kilómetros. Una tarde le llamaron de guardia porque había llegado Amir, una niña de 12 años, junto a su madre y su hermano. A simple vista sólo se le veía la pierna torcida que estaba cubierta con una sábana…pero debajo, tenía el hueso al aire desde el tobillo hasta 5 cm por debajo de la rodilla, infectado por una rotura que se había hecho hacía 6 meses. Al día siguiente, y después de irse bloqueado, Andrés operó a Amir.A ésta le siguió otra, pero la actitud de Amir nunca cambió Por eso volvió Andrés a ese hospital de Sudán del Sur, porque además de sentirse útil, siempre recibía las mejores sonrisas y los mejores gestos que ha recibido jamás de sus pacientes.
Andrés Carot, el médico que volvió a un hospital de Sudán del Sur donde se sentía útil y recibía siempre sonrisas de sus pacientes
Buenos días, hace dos años, Andrés Carot volvió a Sudán del Sur, uno de los lugares con los mayores índices de mortalidad materna e infantil en el mundo. En 2013 ya había estado trabajando en este país con Médicos Sin Fronteras. En el hospital de la Organización se encargaba de evaluar pacientes críticos recién llegados o en observación, y realizaba alguna cirugía además de estar disponible las 24 horas del día para alguna operación de emergencia, porque era el único cirujano general en muchos kilómetros. Una tarde le llamaron de guardia porque había llegado Amir, una niña de 12 años, junto a su madre y su hermano. A simple vista sólo se le veía la pierna torcida que estaba cubierta con una sábana…pero debajo, tenía el hueso al aire desde el tobillo hasta 5 cm por debajo de la rodilla, infectado por una rotura que se había hecho hacía 6 meses. Al día siguiente, y después de irse bloqueado, Andrés operó a Amir.A ésta le siguió otra, pero la actitud de Amir nunca cambió Por eso volvió Andrés a ese hospital de Sudán del Sur, porque además de sentirse útil, siempre recibía las mejores sonrisas y los mejores gestos que ha recibido jamás de sus pacientes.