Aprovechando la noche de Halloween, Mado Martínez nos habla de algunos de los experimentos más escalofriantes y algunos de los científicos más locos de la historia.
Mado nos habla de un experimento que consistía en aislar bebés, dejarles en completo silencio y sin ningún estímulo y a los que solo les daban de comer. Los pobres niños murieron a una edad muy corta y ninguno logró articular palabra.
También nos cuenta que un cómo un científico, para ver a qué velocidad viajaba la luz, hizo una cadena humana de más de 200 monjes y enganchó a los extremos de una fuente eléctrica a dos de ellos.
Ni siquiera el MIT se libra. En los años 40, recibió una subvención para experimentar con un centenar de huérfanos a los que les suministraron trazas de calcio y hierro radioactivo para ver cómo reaccionaban sus organismos.
