Si pregunto cuáles son los conceptos que con más orgullo maneja el Gobierno de Pedro Sánchez, seguro que coincidimos en dos: cogobernanza y transparencia. Hoy tenemos dos ejemplos de cómo ejecuta ambas.
Ayer el Gobierno aprobó el plan de ayuda al alquiler a los jóvenes. Lo tendrán que gestionar las autonomías y se enteraron por la prensa. Núñez Feijóo y Moreno Bonilla se han quejado de falta de información. García Page asegura que todavía tiene que enterarse cómo funciona. Sánchez va en la línea del paternalismo cuqui. Con su ley de vivienda crea una sociedad a la que puede llamar hogar. Un Gobierno así cómo va a merecer críticas de la prensa, no merecemos ni que nos inviten a Moncloa... Y lo han vuelto a hacer. Esa es la transparencia del Gobierno.
La transparencia limitada por los afectos y la cercanía ideológica. Moncloa convocó un briefing para explicar los fondos de reconstrucción de la Unión Europea. Se olvidaron de invitar a Onda Cero, El Mundo, ABC, La Razón... y otros medios que no están en la línea de comprensión de sus esfuerzos. Como afectados, solo se puede señalar la magistral exhibición de transparencia del Gobierno. Desde la oposición han anunciado medidas contra este hecho.
Boris Johnson está a punto de enfrentarse a la censura de su propio partido. Le piden que se vaya, ya. "Te has sentado demasiado tiempo aquí para el bien que has estado haciendo, en el nombre de Dios, vete", le deslizan.
