Madrid |
La presencia de españoles en la dirección de la compañía es creciente, no solo el presidente es español, Antonio Vázquez, es que lo será también, a partir de marzo, su número dos. A esto se añade Álex Cruz, presidente de British, y Javier Sánchez, de Vueling.
Se españolizan cargos y responsabilidades, pero el gran reto es el Brexit. Que la Unión Europea estime que esta compañía aérea es lo suficientemente española para ser considerada europea, comunitaria, y no británica y así poder mantener todas sus rutas en el Continente.
Entre medias, aterrizan las nuevas previsiones del Banco Mundial. La economía del planeta vuela cada vez a cotas más bajas, niveles mínimos tras la crisis, la economía europea marcha a vuelo rasante, apenas crecerá un 1% este año. Las guerras comerciales han hecho daño, especialmente a los países emergentes y a los más abiertos y comerciales, como los europeos. Y la desaceleración no es buena para el empleo.
Ya, por lo pronto, la Federación de Trabajadores autónomos calcula que solo el 11% del colectivo creará empleo este año. A la incertidumbre política y económica se suma la tecnológica. Sorprende que los jóvenes sean cada vez más escépticos con la innovación. Se extiende una desconcertante desconfianza en la innovación, elemento escaso en nuestro país.
La inversión en I+D en España no remonta y encima cada vez hay más españoles que consideran que la tecnología en vez de reducir la brecha y desigualdad social la incrementa. Preocupante, sin duda.