Durante toda la Edad Media y buena parte del renacimiento muchos alquimistas buscaron con denuedo el "perpetuum mobile", el movimiento perpetuo. Una máquina que pudiera funcionar eternamente, sin necesidad de una fuente de energía externa que impulsase el mecanismo. Hoy nos vendría extraordinariamente bien.
Pero no es posible. Una máquina de movimiento continuo violaría el segundo principio de la Termodinámica para desesperación de los alquimistas, que fracasaron miserablemente, pero también para los sufridos consumidores de electricidad, ya sean hogares, industriales o comerciantes.
La electricidad está intratable e imparable. Mañana entran en vigor las últimas medidas aprobadas por el Gobierno para frenar el rally alcista. Y lo hacen con el precio brillando como una supernova. A las nueve de la noche se quedará a las puertas de los 200 euros. Mañana la luz subirá un 9% que se suma al 12 con 6% que se ha encarecido hoy. En dos jornadas el agujero negro del kilovatio se ha zampado buena parte del ahorro calculado por el Gobierno
Hablaremos hoy en La Brújula con responsables de las patronales energéticas. La luz terminará en los tribunales como las automovilísticas terminan proyectando nuevos ERTES, como es el caso de SEAT. La crisis del microchip se une a la crisis energética en una combinación infernal. Sufre la industria y sufre el mercado laboral que ve, cómo, según un reciente informe, más del 40% de los empleados en teletrabajo, trabajan más de 8 horas diarias.