Madrid |
Que baje el desempleo siempre es bueno, pero lo hace en 112.400 personas, el menor recorte desde 2013. Que la ocupación aumente en 402.000 personas también es bueno, pero es el menor avance desde el inicio de la recuperación a pesar del sorpresivo repunte del último trimestre.
Todavía en este país hay más de 3 millones de parados y la ralentización se hace fuerte. No es un país para jóvenes ni para veteranos. El paro incide entre los mayores de 55 años y el paro juvenil supera el 30%. La Encuesta de Población Activa es el reflejo más fehaciente del frenazo de la economía española.
Es tan evidente el chirrido que un barón socialista, el extremeño Fernández Vara, ha solicitado una reunión urgente con la Ministra de Trabajo. El presidente de Extremadura se suma a las voces que indican que la subida del salario mínimo, el 22% el año pasado, ha sido perjudicial para algunos sectores como el agrario.
El campo extremeño ha perdido 8.000 empleos. Y lo peor es que uno de cada tres parados lleva más de dos años buscando un puesto de trabajo. Están atrapados en las arenas movedizas del paro de larga duración.
Donde el suelo también se mueve es en algunas empresas. Por mucho que la ministra María Jesús Montero niegue desavenencias Jordi Sevilla ha justificado su salida de Red Eléctrica por las restricciones externas sobrevenidas y discrepancias en el ámbito regulatorio. Con las injerencias en Red Eléctrica se eleva la atención sobre el futuro de Bankia, otra empresa participada por el Estado. ¿Quién se llevará el gato al agua? ¿La ministra Calviño que quiere la privatización de Bankia o Pablo Iglesias que suspira por un banco público?