Las nuevas tecnologías avanzan y son capaces cada vez más de realizar tareas que estaban antes pensadas para personas. Frente a esto, nace una nueva corriente educativa que pretende enseñar a los alumnos todas aquellas cosas en las que las máquinas nunca podrán ser expertas. "Este concepto parte de dos ideas: el estudio de la evolución para ver en que nos diferenciamos de las máquinas y las capacidades de adaptarse al entorno y ser mejores", apunta Sonia Díez.
Así, pone algunos ejemplos como el lenguaje: "no solo nos diferencia de otras especies, sino que nos hace soñar y proyectar realidades. Es necesario hacerlo a partir de la literatura" o viajar: "somos los únicos que viajamos por placer. Tenemos que focalizarnos en experiencias de viaje" o también la muerte: "Los antepasados hacían cohesión en los ritos funerarios. Esto sirve para cultivar recuerdos".
En este sentido, no se trata de educación con visión de pasado porque uno de los puntos fuertes es la tecnología: "Esta debe ser una parte de la responsabilidad. Es el pasado pero también el futuro. Tiene que estar al servicio de la humanidad pero no sabemos como hacerlo".
