Los que decían que Rusia tenía sus razones, que eran los que decían que invadía sin querer matar, que eran los que decían que Ucrania estaba llena de Nazis, que eran los que decían que la OTAN era la mala, que eran los que decían que ni Biden ni el asedio de Mariúpol, que eran los que decían que tenía sus razones, estos hijos de Putin, digo, van jurando que la masacre de Bucha es un montaje.
Fosas con cadáveres desmadejados a medio enterrar, el anciano tiroteado con las llaves de casa en la mano y otros con las manos atadas serán una invención. Los ucranianos se matan a sí mismos con los nervios. Son 400 accidentes.
El PP es el juego de la silla y España es la silla
En España las guerra son florales, pero hace un frío. En el Congreso del PP han puesto un telesilla. Núñez Feijóo ha sacado el fondo de armario del marianismo. Ahora andan en lo de la moderación y la responsabilidad de Estado. Están en el centro, que en España es algo que no se sabe muy bien qué es.
El PP es el juego de la silla y España es la silla. La cartografía del triángulo de las Bermudas del PP viene dado por la distancia relativa de Génova a Isabel Díaz Ayuso, a Vox y a Sánchez. Ahí más o menos es donde va a estar Núñez Feijoo. El problema de la política es cuando la posición de uno depende de la de otros, que los otros se mueven y ya no sabe uno donde está. Ha dado tantas vueltas el PP que hasta lo de sentar la cabeza parece una nueva ocurrencia.
