Hoy traigo el 20 aniversario del 11 M. Hay heridas que con el tiempo se van cerrando y luego hay otras como esta que cada día parecen más abierta.
Hay un recuerdo íntimo del 11M que es común a cada uno. Consiste en recordar dónde estábamos aquella mañana cuando la muerte tomaba posiciones en los andenes. Yo estaba en mi casa junto a la Castellana, 40 de fiebre en la consciencia de que el horror había soltado los perros de nuevo. En la tele aparecían los heridos transportados sobre las puertas, aquella señora entre los hierros, la gente sentada en los bordillos de nuestro espanto. Por la ciudad corrió una onda expansiva de silencio. La Castellana quedó suspendida en un vacío de sirenas y de acelerones y todo era solidaridad y brazos que corrían a donar sangre. Pero, pasamos de contar muertos a contar mentiras e intención de voto. La solidaridad y la unión dieron paso a la cizaña en la que todos tienen la culpa menos los que tuvieron la culpa y, como se jodió el Perú, se jodió mi pobre Españita. Y sigue rota o eso creo, porque si mañana por la mañana matan a doscientas personas en Madrid, habría gente que pensaría que nos lo tenemos merecido.
Hoy han reabierto la herida en una operación en la que la culpa de lo que pasó la tuvo el PP y hoy si entornas los ojos, el desconocido autor intelectual de los atentados resulta ser José María Aznar. A ver si te pone más rabioso Aznar o Rubalcaba que el atentado mismo, es que estás enfermo, amigo.
