Notas del 27 de septiembre. Dicen que trabajaremos hasta los 75. Conozco algún parado de 60 años que lleva diez en la puñetera calle que se daría con un canto en los dientes. Mi Españita se enrolla de pronto con algo. Ayer estábamos en lo del volcán. Hoy en lo de Alemania. Va la gente por la calle discutiendo sobre si la coalición será semáforo, Jamaica, el kiwi o Kenia según la combinación de colores de los partidos del Gobierno. Me ha recordado mucho aquella chirigota de los diplomáticos de la república de Guatifó que cantaban a los colores de su bandera: Rosa palo, beige clarito, gris marengo y amarrón.
El Gobierno hará un Consejo de Participación Infantil con niños monaguillos del pedrismo. En el Consejo de Ministros va a ser difícil distinguir los chiquillos de los adultos. Por fin podremos decir que el Gobierno está en pañales. Javier con su año y medio va por ahí pulsando botones e interruptores. Enciende la lámpara, la lavadora y el microondas y celebra cada cosa que se prende como si fuera un pequeño amanecer y dice: "Lalú, Lalalú". Está tan concienciado con la energía que en casa ya lo llamamos Javierito Lalú. Todo lo que quiere Javier se llama mamá. Cógeme se dice mamá, comer es mamá, dame es mamá. Mamá es mamá. Solo la luz es Lalú. Los niños no tienen una palabra para definir lo que es la sombra porque aún no saben lo que es la sombra. Como Sánchez.
En el PP parece que no salen de la tiniebla. Ha comenzado su convención itinerante que tiene sentido en esta imagen que me sugiere el PP de road movie y de caravana de colonos del centro derecha, carreta, polvareda, fogata por la noche, mañana cruzaremos el río. Vive en un continuo buscar su sitio, cada vez que llega a uno, está siempre ocupado.
