He apuntado en mi cuaderno que Arnaldo Otegi ha salido a decir que después de las elecciones ve un gran frente de izquierdas liderado por el PSOE donde Bildu es decisivo. A quién no le va a gustar, un gran frente de izquierdas con Bildu, eh. A quién. Sánchez pone una campaña a las generales y le crecen los Arnaldos. Aunque en Moncloa deben pensar que la gente está encantada con Bildu y hay que explicarlo más.
Le ha propuesto seis cara a cara, será por cara. Seis es un número mágico, un poco como todos. Un número oblongo, un número rectangular, práctico, seis días tardó Dios en hacer el mundo, seis lados del hexágono, los seis lados del cubo y los seis toros que echó Victorino en la Corrida de la Prensa a la que llevó Almeida a su novia, porque los pibes ahora llevan a la novia a los toros. Seis patas tienen los insectos y dos pares de alas, aunque las hormigas las han perdido. Seis es el número de la ambivalencia, los dos triángulos, la estrella de seis puntas. Seis sombreros para pensar, seis diputados alemanes, seis como símbolo la belleza en la Qabala y el número de la bestia en Apocalipsis.
Seis debates, seis, con permiso de la autoridad y si Tezanos lo permite. Sánchez cree que tiene que explicarse más porque cree que el problema es que la gente no lo ha entendido. Igual el problema es que lo han entendido. Yo creo que si Sánchez se metiera debajo de la cama hasta las elecciones, le iría mejor, pero ahí lo tienes.
