Traigo las cosas buenas de estos días, las cosas dulces, la hora rosada del atardecer mientras juegan las niñas, los niños bebiendo en las fuentes, la entrevista de Alsina a Patxi López. Es una pena que las entrevistas de Alsina a los políticos sean a las nueve de la mañana porque para escucharlas no puedo abrirme una yonkilata de cerveza. Lo de Patxi López pide Yonkilata y un platito de jamón como cuando torea Urdiales en la tele. A Patxi López le da vergüenza pactar con el PP, pero le parece muy bien pactar con Bildu. Alsina cincela en mármol al entrevistado y por el transistor puedo tocarle los pliegues de sus debilidades, de sus cabreos, frustraciones, mentiras y vergüenzas que ante las preguntas de Alsina parecen cubiertas de un velo casi transparente como de escultura de Antonio Corradini.
Luego por la tarde, con el estendhalazo, salió Sánchez a la hora de la siesta en en el Senado y le dio a Feijoo una turra importante. Le salían por la boca reproches y viviendas, 20.000 viviendas más, sumadas a las 50.000 viviendas del Sareb, 113.000 viviendas como las rosas de Juan Ramón Jiménez, de las siete galerías del paraíso se creyera que tiran viviendas a la tierra. Cual en una nevada tibia y vagamente colorida, se quedan las viviendas en la torre, en el tejado, en los árboles, viviendas rosa, blancas, sin color, dime Platero, ¿qué haremos con tantas viviendas? El presidente se mete tanto con el neoliberalismo que parece crecerle la coleta de Pablo Iglesias. Sánchez habla con prepotencia pero, él cree que es por el tumbao que tienen los guapos al caminar.
