A la candidata de Vox a las andaluzas Macarena Olona la han comparado con un personaje de Julio Romero de Torres y ojalá no lo hubiera leído nunca porque ahora cada vez que la veo se me hace que lleva detrás a la tuna de Derecho de Granada tocándole tiriririrín. Así que Julio Romero de Torres pintó a la mujer Olona, con los ojos de misterio y el alma llena de pena, puso en sus manos de bronca la guitarra cantaora y en sus labios un suspiro y en su alma una dolora. Lo cantaba Manolo Escobar.
Olona es abogado del Estado y de Alacant y todo lo suyo lo impregna una intensidad, un susurro y de pronto una furia y una levantera que se queda la gente un poco asustada. Yo conocí a una chica así una vez la llamaban La Telúrica. Macarena tiene nombre de Esperanza y se empadronó en Salobreña y va gritando por ahí soy mujer, soy libre y soy andaluza como si llevara a Lorca por los mismos centros. Yo soy de Salobreña, eh, a la cola, que yo también soy de Salobreña. De Salobreña de toda la vida. Lo fácil es hacerse andaluz de Salobreña, lo difícil de entender es que la gente se haga del Pacma.
Debe tener cuidado con su andalucidad, pues mucho traje de gitana en la feria y venga que ir a los toros con Morante, pero el andaluz es un pueblo esquivo donde si dicen de uno que es gracioso, malo. El cumplido es cuando dicen: qué gracia tiene el hijo de la gran puta.
A Vox le pasa como al PSOE de Alfonso Guerra que decía que en Andalucía ponían de candidato a una cabra y la gente vota a la cabra. Me parece bien que se presente Olona, ya no importa de dónde son los candidatos. Su patria es su partido.
