Notas del 1 de octubre, Moncloa ha anunciado una oficina del Español como la de Toni Cantó. Ojalá la monte en Barcelona para descentralizar. Sánchez va por ahí sacando pecho, da igual cuándo leas esto. El sanchismo es una forma de jactancia, pero quién se puede quejar, miren el mundo, si da gusto verlo. No sé qué hace mi Españita que no sale a la calle con el cuerpo pintado de colores a celebrar este brillante y nuevo tiempo. No se olviden el paraguas, dicen que llueve el dinero. Uno de los argumentos del orgullo pedrista y de esta España va bien revisitado es que estamos mucho mejor que en septiembre de hace un año y que hace dos, ni te cuento. Lo asombroso sería que estuviéramos peor.
Albert Camus y Sánchez creían que el otoño era una segunda primavera. Cada hoja es una flor. Ah, octubre es un mes solemne, un tiempo profundo. Ya habrán prendido los primeros musgos. De las feroces ya comenzó la paloma torcaz su larguísimo viaje azul y en los hayedos cualquier día prenderá un relámpago naranja y amarillo.
Pellizas, atardeceres, charcos de barro, hojarasca y unilateralismo. Cuatro años han pasado desde el primero de octubre catalán. Se equivocó la paloma y también Carles Puigdemont. Ahora están muy divididos entre los que piden el cielo y los que piden imposible. Si me paro a pensar, hoy soplan velas la tristeza, el miedo y la discordia. No hay nada que celebrar.
