Traigo que andan locos los pájaros y los amantes. Una pareja se besa ante el fuego de una barricada en Barcelona. Raúl del Pozo, que es joven a su manera, dice que es normal que los jóvenes estén enfadados porque llevan un año sin mojar el pincel. Han salido los chavales haciendo el amor a los escaparates y está mi Españita más caliente que un contenedor de Barcelona.
Yo bebía los vientos por Rosalía, pero ahora soy de Margarita Robles, que ha salido a condenar la Chalé Borroka. Ninguna violencia está justificada, dice Margarita, madre de España. También Sánchez ha salido al fin a decir que la violencia no se va a permitir. Ahí te quería ver yo, presidente.
Su Pedridad habla últimamente en elipsis altísimas de jefe de Estado como de discurso de Nochebuena en el Falcon, pero cualquier día de estos tomará tierra. Tengo guardadas seis yonkilatas de Mahou para tomármelas viendo el discurso del día en el que rompa con Podemos. De momento, Iglesias amenaza con que cualquier día coge la puerta y se queda.
En la tele solo dan fuego y pedradas. En Madrid, derriban a un agente de la UIP y cuando está en el suelo e intentan rematarlo en el suelo con piedras y palos. A cada golpe, gruñe de dolor. En ese momento, uno de los manifestantes grita ‘Ahora, mátalo’. Dicen que necesitamos mecanismos para entendernos en la sociedad, pero yo escucho ‘Mátalo’ y lo entiendo perfectamente.
