Traigo el Salón de los pasos perdidos en el aniversario del fracaso del 23F, cúpula pintada por Vicente Camarón, alegorías de los cuatro continentes, la Ley, la Justicia, la Religión y la abundancia y de Pablo Echenique pasando de largo delante del Rey Felipe con la silla en plan hasta luego Mari Carmen, óleo sobre moqueta. Pablo Iglesias tampoco aplaude al Rey, igual si rapeara. Los independentistas se han quedado fuera. La gran trampa de la Transición es que se orinan en sus esquinas los que más tienen que agradecerle.
El Rey Juan Carlos no estuvo, pero se le espera. Le cantan los de Podemos las coplillas de Abu Dhabi sin saber que hay gente que vive toda una vida para estar un solo minuto, uno solo y con suerte, donde tiene que estar. No se entiende que en el 40 aniversario del fracaso del Golpe no estuviera el que paró el golpe.
Pero mi Españita está majarona y maleducada. Tres semáforos he tardado esta mañana en contarle a Macarena la escena de Gutiérrez Mellado avanzando hacia los golpistas mientras sonaba la ráfaga de metralleta más larga de la historia de España y el dedo del guardia Gonzalo Díaz se queda dormido sobre el gatillo. Y otros dos en contarle lo de Carrillo sentado, y lo de Suárez en el cuarto de los ujieres del Hemiciclo cuando Yejero le puso en el pecho el pistolón y Suárez le gritó ‘¡Cuádrese!’ Hay que contarles estas cosas a los niños porque todos los niños españoles se llaman Gutiérrez Mellado y aunque el 70 % de los jóvenes confunda a Tejero con un Youtuber, cuarenta años después sigue mi Españita, viva, invicta y de pie.
