Tras el test de estrés que supuso para el Sistema Nacional de Salud la pandemia del COVID-19, cada vez se hacen más evidentes las debilidades de la sanidad española (que vienen de lejos). Según denuncian sus profesionales ya no se trata solo de un problema de financiación, que también, sino de múltiples factores que llevan al sistema a una situación insostenible. Prueba de ello son las protestas de los profesionales sanitarios que se extienden por CCAA de diferente signo político.
El escenario más preocupante se sufre en la Atención primaria, el nivel básico más cercano al paciente, la puerta de entrada al sistema de salud. Es ahí donde los ciudadanos constatan que algo falla, que la cosa no funciona. Faltan médicos, están desmotivados, sobrepasados por un volumen de pacientes que no alcanzan a atender en las condiciones que deberían. La tensión es tal que los sindicatos del sector, incluido CSIF, vislumbran ya una huelga de carácter nacional.
Lorenzo Armenteros portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia señala que "hay razones para un para. Esto es independiente del color político. El número de médicos fallecidos con el Covid es de la especialidad de médicos de familia".
"Todos lo estamos pasando mal, estamos en un momento muy duro. Después del covid más y la situación no ha mejorado tras la pandemia, ha empeorado", añade.
Y explica que desde su visión, para explicar la falta de médicos hay que remontarse en el tiempo: "El que no haya médicos es porque viene de 15 años atrás. Si se hubiera actuado cómo se debía hubiera habido cambio generacional. Esto es consecuencia de la imprevisión y de la desinversión paulatina y apostar por el hospitalocentrimo olvidando el nivel asistencial".