Rafa Latorre y David Mejía reflexionan en este espacio sobre los "que se fueron antes de tiempo".
Hace menos de dos semanas amanecimos con la noticia de la muerte de Mathew Perry, actor que alcanzó la fama mundial por interpretar al sarcástico e inseguro Chandler Bing en Friends, que marcó la segunda mitad de los noventa y la primera de los 2000.
Para Mejía su muerte pone de relieve "una narrativa que es muy familiar", la de la pérdida prematura de un artista, creador, icono que deja tras de sí un vacío muy particular.
Añade el periodista que es una muerte que nos sorprende y que sin conocer a la persona nos deja "ese vacío difícil de explicar". Cuenta que Sergio del Molino escribió una columna tras la muerte de Perry donde decía que eran mucho los que habían recibido su fallecimiento como "si fuera la de un amigo". "Nos acompañan en nuestras salas de estar, son la banda sonora de nuestra vida, de nuestros viajes y elaboran los relatos que se convierten en el telón fondo de nuestras vidas y cuando se van de repente es como si nos arrancaran un trozo de nuestra propia historia".
Mejía afirma que en la era de las redes sociales, el impacto de estas pérdidas "se magnifica y se extiende por el mundo en tiempo real" y que el proceso de duelo pasa a convertirse "en una experiencia que compartimos entre generaciones y países". Describe el luto por el famoso como algo "muy particular".
