Un mes de junio nació, el día 28, y acaba de cumplir 86 años. Un mes de junio se casó, hace ahora 64 años y 35 días. Largo, fecundo y supongo que feliz matrimonio en el que tocó la gloria y, por lo que vemos, también la riqueza.
Y un mes de junio terminó el magistrado José de la Mata la investigación que ayer se difundió: 509 folios, un largo y denso libro, en los que aparece usted con la altura de responsabilidad familiar que corresponde a una esposa y madre.
No se preocupe, que todavía tiene pleno derecho a la presunción de inocencia. Solo está señalada, no juzgada ni sentenciada. En la investigación hay detalles que ya conocíamos, como aquella llamada donde se identificaba como la madre superiora y ordenaba el reparto de misales, y cada misal era un millón de pesetas.
Debe ser una mujer de genio, tronío, brazos en jarras y navaja en la liga, como demostró aquel día que mandó a los periodistas a la mierda. Y, a efectos judiciales, debió ser usted la autora de la ingeniería que hace hablar al magistrado de organización criminal. Décadas delinquiendo, según Su Señoría, para enriquecerse. La riqueza de sus hijos, como preocupación de una madre que se preocupa de su futuro. Que no les falte de nada. Que se note que el paso de su padre por el poder no ha sido estéril. Si la llevan al banquillo como pide el juez, ¡qué grandes escenas nos esperan, señora Ferrusola!
Usted allí, como alma del clan. Y al lado, el gran Jordi, el primer creador de las estructuras de estado de Cataluña, tan venerado y tan menospreciado. Y sus siete hijos y 18 personas más, que tan corrupto es el dante como el tomante. Nunca habíamos visto a una familia entera y junta en el banquillo. Es que usted, como gran católica, creyó mucho en la familia y con la familia va a morir civilmente. Pero, ay, como gran católica, cometió un pecado: le quitó al César lo que era del César. Tan embelesada en su papel de madre superiora, solo le dio a Dios lo que era de Dios. Pero Dios Nuestro Señor no da puntos para aliviar el Código Penal.