La carta de Ónega a María, que ha superado el coronavirus a sus 113 años
Y buenas noches a doña María Branyas, vecina de Olot que llevando décadas viviendo, y creo que nunca mejor dicho, en la residencia de mayores Santa María del Tura.
Edad, 113 años. Estado de salud, bueno. Según las crónicas, sin ningún problema cognitivo. Un prodigio que, después de superar el coronavirus, adquiere la categoría de leyenda.
Las reseñas biográficas dicen, doña María, que usted nació en San Francisco, en 1907, hija de un periodista catalán que un día decidió regresar a España por motivos que no vienen al caso. No vienen al caso, porque su padre se arruinó y, si era periodista, arruinarse forma parte de la normalidad.
Y digo, señora Branyas, que si nació en 1907, cuando la epidemia de gripe mal llamada española, usted tenía 11 años. Conoció y sufrió, por tanto, las dos epidemias más graves de los últimos tiempos. Y superó a las dos.
De la primera quizá ni se acuerde porque ha pasado un siglo y usted vivió varios golpes de estado, dos dictaduras, una república, una guerra civil, dos monarquías, no sé cuantas crisis económicas, todo lo que dio de sí la agitada vida de este país. La segunda pandemia, la del Covid o coronavirus, la acaba de superar hace solo unos días.
Una de las grandes y más hermosas noticias de la crónica de este virus que tantos misterios guarda todavía. Casi tantos como víctimas. Entre los 137.000 curados, usted, con sus 113 años, ha sido gloriosamente una de ellos.
Mire que los científicos han descrito a los mayores, sin precisar mucho la edad, como población de máximo riesgo. Y usted parece haberse dicho: ¡pandemias a mí, que estoy curada de espantos! ¡Pandemias a mí, que a todas he visto pasar! Y el virus llegó a su residencia, que es el lugar donde más le gusta trabajar. Se llevó a un par de residentas y se metió en su cuerpo. Pero usted le dijo que no hay bicho que pueda con María Branyas. Y se batió con él como una guerrera. Resistió como una moza brava.
Dio el grito feminista de “en mi cuerpo mando yo”. Y hoy merece un cuadro como el de Sant Jordi donde el coronavirus es el dragón. Bien regresada a la vida, María Branyas. Usted es la esperanza en medio de tanto luto. Usted es el alivio en medio de tanto dolor.
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