Es que Núñez de Balboa es mucha calle. Es parte de la milla de oro de Madrid. Es lo que se conoce como “zona nacional”. Sus habitantes sois gente bien, distinguida y tal, gente de orden y de buen peinar.
Estamos acostumbrados a que los manifestantes sean los pobres y los sindicalistas y por eso los memes, siempre ingeniosos, ponen como símbolo el palo de golf y la raqueta de tenis, y no la cacerola. Habéis roto los esquemas del análisis.
Os habéis bajado del balcón, habéis cogido la bandera que lucía en casa desde lo de Cataluña y habéis descendido al asfalto a pedir la dimisión del gobierno. Pablo Iglesias habrá hablado de protesta de los ricos, habrá mirado a ver si hay algún impuesto que poneros, y hoy escuché que la Policía tomó la zona, lo que a muchos amigos míos, constitucionalistas de toda la vida, y más desde que tienen gobierno social-comunista, les parece un ultraje al patriotismo.
Las derechas están divididas. Vox aplaude y anima como si fueseis su kale barroka matritense. El PP del alcalde Almeida os empezó a ver con simpatía, pero rectificó porque no queda bien un alcalde conservador agitando la calle.
Y el PP de la acosada presidenta Ayuso os utilizó como mensaje al gobierno para devolverle la pelota de las maledicencias y el mal querer: lo de Núñez de Balboa, dijo a Sánchez y a sus ministros, se va a quedar pequeño al lado de la protesta que se está incubando.
Lo dijo así, como si la presidenta de Madrid no fuese parte del poder. Tiempos extraños, manifestantes. Yo os digo: tenéis derecho a protestar y a romper metafóricamente cacerolas en el lomo del presidente. Y palos de golf también, siempre que sea metafóricamente. No estoy tan seguro de que lo tengáis para apropiaros de la bandera, que es de todos.
Perdéis mucho derecho al no respetar la distancia que impide el contagio. Y un detalle: las cacerolas que salen en las fotos están relucientes. De parte de mamá, no las abolléis.