La escultura está montada sobre un zócalo compuesto por unas pantallas cilíndricas que muestran a ejemplares de la raza del can, la alabai, en acción. La figura del animal se une a otra, también cubierta de oro, querepresenta al presidente del país, Gurbanguly Berdimuhamedow. La inauguró en otra confluencia de Asjabad, capital y ciudad más habitada de un país que cuenta 5,6 millones de habitantes. El mandatario, al que organizaciones de derechos humanos tildan de autoritario y represor de los disidentes, mandó erigirse a sí mismo montado en caballo, uno de los símbolos de la desértica nación exsoviética junto precisamente los perros, que usan habitualmente los numerosos pastores que pueblan el país.