Las celebraciones sociales en el barrio de Russafa tienen un menor impacto ambiental y provocan menos molestias vecinales, ya que las despedidas de solteros y solteras han pasado a un segundo plano y han descendido un 54,6% con respecto a 2019, así como por el descenso del número de participantes de los grupos que asisten a algún tipo de celebración en la zona.
Así se desprende del estudio de campo realizado por la ONG Controla Club dentro de la campaña de mediación y observación que bajo el lema “Diviértete sin molestar” la plataforma Convivir Russafa, integrada por hosteleros, vecinos, comerciantes y asociaciones culturales y festivas, ha vuelto a poner en marcha después de dos años de crisis sanitaria.
El estudio, realizado durante el último sábado del mes de mayo y primero de junio en horario vespertino, concluye que de las 30 celebraciones en las que intervinieron los mediadores, 17 eran cumpleaños (el 56,6%), nueve eran despedidas (el 30%) y cuatro correspondían a reencuentros de grupos de amigos tras el COVID o finalización de clases (el 13,3%).
Los resultados también revelan que el 63,3% de las celebraciones eran mixtas, el 26,6% solo de hombres y el 10% solo de mujeres. Además, el número de personas de grupo era de una media de máximo 10 personas, una cifra menor que la de las analizadas en 2019, en la que los grupos eran de una media de entre 10 y 15 personas.
Otro dato reseñable en el estudio es la práctica desaparición del uso de charangas y música en la vía pública, ya que ningún grupo iba acompañado de ellas, pese a que el 63,3% aseguró desconocer que está prohibido ir acompañados por ellas por la calle. De la misma forma, también ha descendido el número de personas que usan disfraces en las celebraciones, ya que mayoritariamente van asociadas a las despedidas y son las fiestas en grupo más minoritarias que se han detectado en el barrio. Solo un 30% iban con algún tipo de disfraz o camisetas con eslóganes.
Sobre el perfil personal y el impacto económico de las celebraciones, el estudio señala que la edad media de las personas que se reúnen en Russafa es de 35,5 años, con un gasto por persona de 52 euros y que, mayoritariamente, eligen Russafa por su variada oferta de locales y ambiente LGBT-friendly.
Con respecto a su procedencia, el 60% de los grupos encuestados eran de otros barrios de la ciudad, el 26,6% de municipios del área metropolitana, el 6,6% se habían desplazado desde la provincia de Castellón y el 6,6%, también, desde la provincia de Alicante. Asimismo, sobre el medio de transporte utilizado, el 33% de los integrantes de los grupos había acudido al barrio en coche, el 26,6% en taxi, el 20,4% en metro, el 16,6% andando y el 3,33% en tren.
Tras la recopilación de los datos, Convivir Russafa reivindica el papel de la mediación y las campañas de concienciación para seguir minorizando el impacto acústico provocado por el público que acude a las zonas de ocio. De la misma forma, que ahonda en la necesidad de realizar estudios de campo para obtener datos de primera mano y por zonas y horarios de cara a tomar medidas que afecten al ocio y a la hostelería para la mejora de la convivencia vecinal.
No obstante, durante el trabajo de mediación realizado se ha detectado la receptividad del público a los mensajes lanzados. Más, cuando llama la atención las respuestas de las personas encuestadas ante la pregunta sobre si son conscientes que ciertos comportamientos en la vía pública ocasionan molestias, como gritar por la calle o llevar música. En este sentido, el 66,6% admite que sí pero que no se da cuenta, el 20% que no lo había pensado hasta el momento que se le ha recordado y el 13,3% señala que sí es consciente, pero le da igual.